"La promoción y divulgación de las tecnologías de la información y las comunicaciones como factor de progreso económico y social por la vía de la excelencia". Éste es el objetivo que encabeza la declaración de intenciones del Cluster Canarias Excelencia Tecnológica (CET), tal y como aparece en su página web, pero bien podría ser parte de un discurso de los máximos responsables del Gobierno autónomo, que con insistencia instan a las empresas a innovar en su actividad o a buscar nuevos sectores que diversifiquen la economía del Archipiélago. Las 24 empresas que se agrupan en el CET son un ejemplo de que recoger ese guante es viable.
"La condición indispensable para entrar en el cluster es que la capacidad última de decisión de la empresa esté en las Islas; no vale poner el nombre de una multinacional con el apellido Canarias. Y, por supuesto, que se dedique al desarrollo de software, la consultoría tecnológica, la ingeniería, las comunicaciones u otras áreas, como por ejemplo la formación, que se orienten a esas actividades", explica Germán Suárez, presidente del CET.
Sus socios abarcan una cuota "mayoritaria" -apunta- del mercado canario en esos sectores y algunos exportan o trabajan codo con codo con la Administración. Suman unos 1.700 empleados y facturan en torno a los 70 millones de euros anuales.
La referencia a la Administración no es gratuita; es el mayor cliente del Archipiélago en el ámbito de actuación del cluster. "Los grandes proyectos tecnológicos, quitando unas pocas firmas canarias de gran envergadura, los promueve el sector público. Preferiríamos tener más recorrido en la empresa privada, pero la demanda es la que es. También es verdad que si estuviéramos vendiendo fuera en mayor cantidad quizás las cifras que sitúan a Canarias a la cola del país en investigación, innovación y desarrollo serían diferentes".
Según el Instituto Nacional de Estadística, que clasifica periódicamente a las autonomías por su gasto en I+D+i, Canarias sólo adelantaba hasta 2009 a Baleares. Ello se debe, a juicio del titular del CET, al gran peso que tienen en las Islas sectores poco dados a innovar, como la construcción y, hasta hace poco, el turismo. "En general, con tener internet y un programa de gestión están saliendo adelante", comenta, aunque reconoce que el tirón "está aumentando bastante" en ese segundo sector: "El que haya páginas web independientes en las que la gente puede contratar sus viajes y que, por ello, reducen la dependencia del sector respecto al touroperador ayuda a que ahí haya mercado".
Respecto al esfuerzo público por extender la cacareada "cultura de la innovación", Suárez valora que buena parte de las iniciativas "van en la vía correcta", pero demanda "agilidad administrativa" para facilitar la participación de las empresas.
Mención especial le merecen los bonos tecnológicos, un programa del Gobierno autónomo que lleva aparejado un registro de proveedores locales. "Ahí figuran una serie de pymes y autónomos canarios que prestan servicios a quien demanda la instalación, por ejemplo, de una página web subvencionada. Los fondos públicos acaban revirtiendo así en la pyme local".
También cree "interesantes" los parques tecnológicos, que aglutinarán una importante inversión pública en los próximos años. Suárez aboga por que el Ejecutivo canario, que los promueve, "se centre en atraer grandes multinacionales, como en su día hizo Irlanda, donde se instalaron Microsoft y Google, que accedieron a un régimen fiscal beneficioso. Estaríamos encantados de que aquí ocurriera lo mismo porque no vendrían a comerse el mercado local, sino a ser tractoras y a demandar servicios a las empresas de Canarias, que es lo que hoy falta en las Islas".
En esa línea, aplaude los préstamos para la innovación tecnológica, "que exigen de la empresa una aportación de recursos y, por tanto, estimulan el esfuerzo privado".
Y cuando éste existe, añade, debe ser valorado por la Administración, a la que pide que "barra para casa en la medida de lo posible", como una "visión estratégica" que ya ha demostrado el Cabildo de Tenerife -destaca- al encargar a una empresa local el programa de modernización de los ayuntamientos de la Isla y al invitar a todas las compañías del Archipiélago a aprovechar el programa de conectividad por fibra óptica ALiX.
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